sábado, 23 de junio de 2007

Triste despedida (y una noche poco marchosa) (Día 54)

A pesar de que puse el despertador diez minutos después de lo habitual me costó levantarme, e incluso me quedé dormido durante unos minutos. Pero me espabilé y desayuné abundantemente, cereales y una rebanada de pan con Nutella.

Pillé el tranvía y un poco dormido me senté y hojeé el 20 Minutes, cuando al ratillo alguien me dio con un periódico, era Juan (el mejicano), al que vi cuando entré al tram, pero no me percaté de su identidad al verlo de espaldas leyendo el diario Metro o Bordeaux7. Así que realicé el viaje en compañía, aunque hablamos poco, ya que ambos estábamos algo dormidos y encima él medio resfriado.

Llegamos a nuestro destino y nos dijimos hasta luego, y me fui mi bureau, donde, la verdad, en un principio no sabía qué hacer, así que me puse a revisar lo del Europass, y alguna cosilla más. Pero después sí que supe que hacer, terminar de escribir la crónica de ayer, y cuando me quedaba poco para finalizar apareció mi tutor con algunas cosillas que pulir: una nueva imagen del logotipo, algún enlace de los menús emergentes que estaba errado, alguna falta de ortografía y ya está. Así cuando terminé la crónica me puse a hacer las modificaciones más otras más que yo vi conveniente, y que eran la supresión de algunos archivos CSS, y la posterior unificación de estos en dos o tres (es que tenía seis o siete). Poco antes de ir a comer apareció Schatz, y le intenté explicar más o menos lo que estaba haciendo, pero como no sabía si lo había comprendido todo me dijo que más tarde vendría con Juan para estar seguros.

A la hora de manger bajé en busca de mis compañeros de almuerzo, y tras estar todos reunidos fuimos a comer. Faltaba Adriana (que estaba preparando una conferencia o charla sobre su trabajo), pero estábamos Vimal, Jill, Andrés, Juan y yo, y tanto yo como el argentino llevamos una cámara con la que nos hicimos alguna foto (aunque a la mía se le acabaron las pilas). La comida estaba bastante buena, de hecho incluso le gustó mucho a Vimal, a quien no le suelen saber bien los almuerzos; ésta consistió en patatas fritas, y salmón hecho de una forma rara, era como metido en un trozo de pan (no exactamente, pero parecido), a eso hay que sumarle que había una salsa muy rica. Lo cierto es que comimos todos muy a gusto.

Después del almuerzo era el momento del cafetito, yo propuse invitar, pero Jill no quería y lo hizo él al final, fue mi segundo y último capuchino en su compañía. Por cierto, Andrés contó algún chiste, y hubo uno que personalmente me gustó y aún recuerdo, por lo que lo pongo más o menos como lo contó:


Esto era uno que entra en el despacho de su jefe con determinación y le dice:-Súbeme el sueldo porque tengo tres empresas detrás de mí.-¿Y cuáles son? -pregunta el jefe.-La de la luz, la del agua y la del gas -responde el desesperado empleado.


Bueno, una vez nos tomamos el café tranquilamente cada uno fue a su sitio, pero antes me despedí de ellos, aunque con la certeza de que más tarde los vería.

Y continué con las modificaciones, y cuando estuvieron finalizadas me puse a no hacer nada en particular, y cuando me cansé de ello bajé en busca de Schatz y no lo ví, así que subí otra vez y esperé.

Estaba tan aburrido que puse la primera entrada de "Laura", pero al final apareció en compañía de Juan, a quien expliqué todo lo que intenté decirle anteriormente. Y una vez estuvo todo dicho me hizo una crítica constructiva acerca no tanto del resultado final del trabajo que realicé (que le gustó), sino de mi actitud y demás, y me dijo que se trabajaba muy bien conmigo. Bueno, tras ello le pedí que me firmara y rellenara algún papelito y que hiciera la lettre de recomendation, pero antes de que la hiciera le ayudé a llevar un pedazo microondas a otro lugar y charlé también con Sébastien.

Mientras Schatz me hacia la carta de recomendación yo navegué en la Red, y cuando llegó con ésta me despedí y bajé para hacer lo propio con mis compañeros. Juan no estaba en su despacho, pero sí que lo estaba Andrés, del cual me despedí y le pedí que le mandara saludos a Adriana de mi parte... y lo cierto es que cuando lo hacía me entró una gran pena, y es que Andrés es un gran tipo, y desde luego que le echaré de menos. Al salir me topé con Juan, del cual me despedí también, y entonces me entró una tristeza aún mayor... La verdad es que nunca pensé que me fuera a costar tanto marcharme, y es que a pesar de estar tan sólo unas pocas semanas compartiendo almuerzo y poco más con ellos me dio una pena enorme el no poder volver a pasar esos ratos con ellos, echaré mucho de menos las conversaciones sobre dialectos hispanos y las bromas sobre el chorizo a Vimal (al que no le gusta). Bueno, echaré de menos a todos, así que desde aquí mando un saludo a Juan, Andrés, Adriana, Jill y Vimal, además de Schatz y Sébastien; espero y deseo que todo les vaya bien.

Al salir allí estaba Carlos esperando, y con él me fui, y el muy mamón me informó en el tram de que el Insup cerraba a las cinco... y yo me pregunto ¡¿Por qué nadie me aviso sobre ello?! Porque yo no sé si lo sabría Sandra, pero ya me lo podía haber comunicado (fue con Salma al Insup a las dos, y yo no fui porque estaba haciendo las modificaciones en el sitio), pero el que sí que debería habérmelo dicho es Carlos, el cual le había dado su Europass a Salma para que se lo llevara a firmar... así que desde aquí le doy un fuerte tirón de orejas a mi camarada... Pero al menos me comentó algo de una firma en el cuaderno de prácticas, y gracias a ello recordé que me faltaba, por lo que me bajé del tranvía en compañía de Carlos y fui en busca de mi tutor para que firmara.

Mas Carlos me dijo que podía echar en el buzón del Insup el Europass y que ello me lo enviarían a España, así que eso fue lo que hice (Carlos se marchó a su hogar).

Cuando llegué al dulce hogar me aseé, y descubrí que tenemos dos nuevos miembros en la familia, ingleses, creo, los dos, uno vejestorio y el otro joven.

Y ahora saldré, aunque parece que va a llover.

Al final llover, lo que se dice llover, no llovió, pero casi casi.

Me fui a la Quinconces y esperé el tranvía pacientemente, pero a pesar de que estaba parado unos cuantos metros antes de la estación y de que en el cartelito luminoso ponía "proche", no se movía y allí estuve unos minutos hasta que me cansé y me fui a patita hasta Hotel de Ville. Allí no había nadie, así que di un toque a Sandra, la cual no contestó, y después le di otro e igual, así que le envié un mensaje y le di varios toques y no me hacía ni caso, así que envié un sms a Carlitos, y al segundo recibí uno de Sandra diciéndome que estaba en una plaza cuyo nombre me sonaba, pero más bien a chino, por lo que mandé otro mensaje preguntando y al final Carlos me llamó diciendo que era la plaza que está frente al espejo de agua... para que mentir, en aquellos momentos estaba cabreado, quizás un poco sin razón (pues la culpa no era tanto de Sandra como de la compañía telefónica), pero cabreado, y cuando ya llegué donde estaba el personal y le pregunté a Sandra si sabía que el Insup cerraba a las cinco, y me dijo que lo sabía... me cabreé aún más (es la primera vez que lo hago de verdad con mis camaradas). De verdad, no entiendo cómo ninguno me informó sobre algo tan importante, si ahora no consigo el Europass tras darle tanta bulla a Juan Antonio para que hiciera algo, pues me voy a cagar metafóricamente en más de uno, pero con cariño (espero que esto no caiga mal a nadie, pero procuro ser sincero siempre que escribo).

Tras un rato de cavilaciones, nos dirigimos a un lugar llamado Txing-Txing, pero allí el portero no nos dejaba pasar (se creía el rey del mundo), así que nos dirigimos a un local que estaba justo al lado y que en su nombre tenía el "ocho", y el portero de éste sí que nos dejó pasar (aunque antes nos miró de arriba a bajo). El local estaba a reventar, nos costó lo suyo avanzar para dirigirnos a la segunda planta. La música era latina, salsa, merengue y eso, y yo, la verdad, no tenía muchas ganas de bailar, y no sólo porque estuviera un poco malaje, sino porque no me va dicha música. Salma era la que tenía más marcha, e incluso bailó un poco la danza del vientre.

Cuando cerraron el local a eso de las dos de la noche nos fuimos, mal guiados por los amigos franceses de Gael, hasta la Victoire, donde no había nada. Tras un ratillo dando vueltas sobre nosotros mismos fuimos a comer algo al kebab de siempre, y allí Sandra me invitó a medio kefta y a una boison compartida. Tras la comida y algunas lágrimas predespedida, nos separamos, Toufik, los dos Carlos, Salma, Rocío, Sandra y yo por un lado y los demás por otro. Compraron algo para beber y tras algunas dudas nos sentamos en la parada del tram donde di alguna cabezada en el hombro de Sandra. Llegó el tranvía y nos separamos en Hotel de Ville, y allí estuve esperando junto a Toufik y Rocío a que viniera el tram (y también di alguna cabezada en el hombro de la última), pero como no aparecía me fui andando, y cuando llegué a casa me metí en la cama a dormir.

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