lunes, 18 de junio de 2007

Día campestre (Día 49)

A las diez y media me despertó el móvil porque así yo lo había querido. Me vestí, preparé con celeridad y me largué hacía la casa de Juan. Por cierto, llovía.

Fue subir a casa de mi compañero de almuerzos, y bajar al instante, aunque con la sillita de Cleolla (la más mayor -no sé si está bien escrito-) a cuestas. Jill apareció caminando, y al poco lo hizo el vehículo que nos recogería (en él había una pareja cuyos nombres nunca entendí o quizás olvidé), montamos todas las cosas en el coche y Jill tiró para adelante para coger el suyo propio (lo tenía aparcado más adelante, y en él estaban Andrés, Adriana y Vimal).

Dimos un paseo más que notable, de hecho cruzamos tanto el río Garona (por el gran puente de hierro -similar al de Sevilla, aunque quizás más grande-) y el otro río (también atravesado por un puente metálico, distinto del anterior, pero también muy alto) que se une a éste y cuyo nombre no me viene ahora a la cabeza. Casi al final del trayecto hicimos una breve parada en una tienda de vinos, y allí Jill compró algunas botellas. Después de la petit y alcohólica compra continuamos el viaje, y torcimos a la derecha para acabar en un estrecho camino asfaltado. En el panorama, verde requeteverde, destacaban los viñedos, que los había a mansalva.

No tardamos mucho más en llegar a nuestro destino, que no era una maison, sino una chateau, o sea, como una especie de cortijo en España. Y lo cierto es que era grandecilla y antigua, sí señor.

Metimos las cosas en su interior y pusimos la mesa y demás, aunque antes debimos recorrerla de punta a punta, y contemplamos algunos tapices descoloridos por la edad que colgaban y decoraban las paredes con sus bonitos dibujos. Comimos unos entrantes (bizcocho con carne, pastas, lo típico) y charlamos y demás (en español, francés e inglés), y tras ello le tocó el turno al almuerzo, que consistió en chistorras hechas por Jill, arroz y algo de verdura que yo, evidentemente, no comí, todo ello servido con vino y para mí zumo y también probé Pulco, que es una especie de concentrado de fruta (se bebe diluido en agua); el postre fue y no fue variado, pues consistió en tres pasteles distintos, aunque yo probé sólo uno (en aquellos instantes no se me apetecía, pero ahora que pienso en ellos me entran unas ganas enormes de probarlos -_-).

Después de que un breve reposo y que el personal se tomara un cafetito, nos fuimos a dar un paseo (menos mal, porque ya me comenzaba a invadir el sueño, de hecho en una ocasión me ofrecieron una cama para dormir -pues se ve que me vieron cara de sueño, y además ya les había contada que había pasado toda la noche con los mejicanos-).

El paseo fue agradable, el paisaje, como ya he dicho, era predominantemente de viñedos con algunos árboles y bosquecillos desperdigados, y todo era muy verde, daba gusto verlo. Durante éste nos topamos con un cerezo, y aprovechamos para comer algunos de sus frutos, que estaban la mar de sabrosos.

Una vez terminamos de dar el paseo vimos la casa por completo, nos enseñaron el piso de arriba, y había muuuchas habitaciones, y lo cierto es que uno se sentía en otra época en cada una de ellas, el techo, los cuadros, los muebles y adornos, e incluso las fotos hacía que uno se trasladara en el tiempo, lo cierto es que nos quedamos bastante alucinados el personal al ver las habitaciones.

Tras ello recogimos y partimos hacia Burdeos. Durante el trayecto casi me quedo dormido, y es que el cansancio ya estaba haciendo mella en mí. Y al llegar a nuestro destino, evidentemente, nos despedimos, me dieron una barra de pan, y les di las gracias por todo; y también rechacé la oferta de Marie de tomar un té, puesto que estaba hecho polvo.

Tiré para mi hogar y allí del tirón me metí en la ducha, y luego me puse a terminar de escribir la crónica del sábado y a realizar un resumen del domingo.

Bueno, y una vez comí, tiré para arriba, me cepillé los dientes, y agarré la cama (eran las nueve menos cuarto) y no la solté hasta las siete y media de la mañana (aunque me desperté en mitad de la noche por culpa de una que estaba cayendo, que sonaba muy fuerte en la ventana -al parecer era granizo-).

***


Y aquí os pongo la crónica del pasado jueves, o eso creo, de Sandra, que ella misma a escrito con su puño y letra, y que espero que la próxima que me mande estén corregidas las faltas y no meta tantos "Intros", porque si no se la va a publicar su ******* (censurado).

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Bueno, haré yo también mi crónica.

Me recogió Mme. y Mr. Lacoste (Nota mía: ¿tienen cara de cocodrilo?) en el hotel sobre las 9:45, tardaron un poco en venir porque habíamos quedado a las 9 y media y con los nervios se me hizo eterna la espera.

Mientras íbamos en el coche, Mme. Lacoste, me explico cómo podía ir a trabajar, y me dijo que tenia que ir andando hasta el tranvía en Sant Agustin (según ella había 10 minutos de la casa allí), y hacer el mismo recorrido que hago siempre.

Llegamos a la casa, no es muy grande, pero tiene un jardín en la entrada y otro en el interior muy bonitos. Me enseñó mi habitación, quedé con Mme. Lacoste para cenar por la noche, coloqué mis cosas y me fui en busca del tranvía para las prácticas. Con el mapa logré encontrarlo, pero tardé 25 minutos en llegar. Así que en una hora y cuarto estuve en el trabajo. Llegué y me fui directa al restaurante. Me comí una pizza y me fui para el laboratorio. Mi tutora me preguntó qué tal la familia y cómo venía desde Merignac. Entonces le expliqué todo lo que tenía que formar para llegar. Pero mis buenos compañeros Nicolás y Lorain me dijeron que podía coger el bus para venir que me dejaba allí al lado, y me buscaron toda la información necesaria en Internet (mapas, horarios...). Merçi!

A la salida tenia que coger el bus a las 17:16. Me puse en la parada pero lo perdí, porque se paró delante otro bus y pensé que el que venía detrás, que era el mío, iba a parar justo en la parada, pero no fue así y me dejó tirada. Entonces me quedé a esperar el siguiente que pasaba a las 17.41. El día estaba muy bueno, pero de repente, empezaron a sonar unas tormentas, y seguidamente empezó a caer un chaparrón, y no sabia donde meterme. Como cada vez apretaba mas decidí correr a buscar refugio. Encontré unas escaleras de unos garajes donde había una chica, metida, y pensé que allí no me iba a mojar, pero no fue así. Corrimos las dos hacia otro sitio, pero ya tenia mojada hasta las bragas. Cuando escampó volví a la parada, pero el bus no pasaba...pregunté a un mujer, y me dijo que esa parada no era la que yo tenia que coger, era justo la de enfrente y allí lo cogi, por fin. Llegué a la casa sana y salva después de preguntar a varias personas que me iba encontrando por el camino. Fui a llamar a mis padres a una cabina y cuando volví estaba en casa Clementine, la hija de Mme Lacoste. Me duché, cenamos en el jardín (sonando tormentas y todo) y me fui a mi habitación.

Algo que me sorprendió después de la cena, es que la niña con 16 años, se fumara un cigarro con sus padres. En fin, eran las 9 y media de la noche, y ya no sabia que hacer...Me puse a escuchar música y hacer cosas en el portátil, y fue cuando vino Clementine corriendo para decirme que si quería ir con ella que iba a presentarme a sus amigos. Estaban en un carril detrás de la casa, con un coche y escuchando reguetton. Estuve allí hasta las 11 y media hablando con ellos, que por cierto, me hacían unas preguntas un poco bastantes guarrillas, además querían que yo les tradujera con mímica una canción en reguetton bastante guarra también. Después de pasar un rato con ellos, Clementine y yo nos fuimos a casa. Estuvimos buscando su paquete de tabaco para fumarse uno en el patio y yo la acompañara, pero no lo encontramos. Lo que sí encontramos fue una caja de bombones, me ofreció, me dio dos, y nos fuimos cada una para nuestra habitación a dormir, que por cierto duermo en una litera muy chula.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi cronica del domingo:

Me levante por la mañana, sobre las 12 cuando Salma vino a la habitación para ir al cuarto de baño, tenia la extraña sensación de haber estado lamiendo cartones toda la noche y lo que necesitaba era beber agua, asi que cuando Salma salio del baño, le pedi que me diera un vaso por favor.

Me levante y como estaban desayunando, yo hice lo propio, aunque el Tequila mexicano seguia estando por mi estomago (y eso que no tome muchos chupitos, pero yo sentia como si me hubiera bebido a botella entera) y no me apetecia comer mucho.

Despues de desayunar le conte a Salma un poco todo lo que se habia perdido (la pobre no salio porque estaba malita y yo dandole envidia porque se que tiene un filing especial con los mexicanos) et après, me fui a dormir la siesta viendo que "mis padres" no ponian nada de comer.

A las 18 horas me levante, con mucha mejor sensacion y me fui a comer algo de lo que habia en el frigo para luego irme a conectarme a internet, donde pase la mayor parte de la tarde.

No recuerdo a que hora cenamos, se que era de dia aun, pero aqui despues de cenar, la gente se acuesta, yo hice lo propio, me acoste, y no habian dado las 12 cuando ya estaba dormido.

Esa noche lo pase un poco mal por haber estado durmiendo todo el dia, pero cuando me desperte, me sentia super bien y como si hubiera dormido horas y horas y horas ...

Y cuando Raul actualice, ya os contare mis nuevas aventuras de camino al trabajo ...

Saludos, Carlos.