jueves, 7 de junio de 2007

La vuelta de los compañeros (de trabajo) (Día 38 -06/06/2007-)

Rondaban las siete y cuarto de la mañana cuando, de pronto, una repetitiva y molesta musiquita sonó, era el despertador del móvil, que como cada matin hacía uso de su molesto sonido para despertarme cruelmente de mi dulce sueño. Bueno, y ya no os cuento más de la mañana, ya que debéis saberlo de memoria, o sea, que hoy no ha sido distinto a otro día.

La jornada laboral ha estado notablemente mejor que el lunes y el martes, en parte porque ya había ambiente, pues todos mis compañeros regresaron del seminario, y en parte también porque estuve probando algunas cosillas algo distintas que en los días anteriores, como un nuevo diseño para el Web, esta vez usando marcos para la página principal.

A la hora del almuerzo, como ya es costumbre, comí con Juan, Andrés (que si no recuerdo mal así se llamaba el argentino), Vimal (el hindú) y la novia (creo) del argentino. Tras la comida (espaguetis con carne) intentamos echarle una mano a esta última con su partátil, con el que no podía conectarse a una red wi-fi, pero no lo conseguimos, por lo que probamos con un cable en un despacho, mas seguía fallando a pesar de detectar la red. Al parecer era un problema de IP, que solucionó un brasileño de forma tremendamente sencilla (no sé por qué no se me ocurrió -_-). Y respecto al wi-fi probablemente fuera cuestión de controladores, ya que le faltaba algunos.
Tras ese gran rato que estuvimos liados con el portátil, me fui a trabajar duro, y así estuve hasta la hora de partida.

Carlos y yo proseguimos hasta el hotel, mais Sandra paró en Meriadeck para realizar unas compras. Cuando llegué al hotel tome una revitalizante ducha, mientras que Carlos resolvía -o intentaba resolver- algún que otro sudoku. Poco más tarde me conecté para actualizar el blog.

Yo hice la cena, y esta consistió en pasta con salsa boloñesa y "carne picada". Si pongo carne picada entre comillas es porque en realidad se trataba de parte de las salchichas (más bien chistorras) que compramos ayer, las despedacé y las hice en la sarten, y cuando llegó el momento las mezclé con la pasta... y lo cierto es que la combinación salió perfecta, a Carlos le gustó bastante (y a mí... Sandra no dijo nada -que malaje-).

Tras la cena Carlos se fue corriendo (en realidad en tranvía -_-) junto con Toufik y el otro Carlos al encuentro de Paco y Rocío, y probablemente se acueste tarde y mañana cualquiera lo levanta. Y el resto del personal (es que somos más sosos) nos quedamos en nuestras respectivas habitaciones, aunque en mi caso he bajado un ratillo para mientras escribo estas líneas conectarme a la Red de Redes.

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