miércoles, 6 de junio de 2007

Femme Fatale (Día 37)

Sandra, una vez más, nos ha sorprendido, y es que creo que nadie hubiera pensado que iba a resultar que es una rompecorazones...
Como todas las mañanas de los días laborables, me levanté a las siete y pico, me eché agua fresca en la cara y fui preparando las cosas del desayuno. Carlos permanecía más o menos dormido mientras tanto. Y como cada mañana de los días laborables, Sandra apareció un poco más allá de menos veinte para tomarse el petit dejeuner. Cuando comenzamos a tomarlo "la Marmota" todavía seguía encamada pero despabilándose, y es que al parecer no se sentía bien del todo, y ni siquiera tomó nada para desayunar (no sé cómo pasaría la mañana... menos mal que almuerza a las once y media). El viaje al lugar de las prácticas fue como todos los días, sin percances ni contratiempos.

La jornada laboral, para mí, fue en más de una ocasión aburrida, pero no llegó al extremo del día anterior, o sea, que pasé un día pasable, valga la redundancia. Sandra, quizás, sí que tuvo un día más entretenido, ya que a vuelto a romper el corazón de al menos un individuo.

Pero comencemos por el principio, el primer corazón que embrujó fue ya hace un par de semanas (o eso creo), ella estaba comiendo en "solitud" cuando se percató que un individuo la miraba y le sonreía, pero ella intentaba evitar su mirada por todos los medios. Al día siguiente (o ese mismo día, no recuerdo) el chaval se le acercó con sus amigotes y... ¡le dijo si podían comer con ella! Ella aceptó, mas al día siguiente, si no me falla la memoria, los abandonó.

Y luego está hoy mismo, que comía de nuevo solita, ya que le abandonaron los que ella abandonó en su momento. Pero no muy lejos había un grupo de chavales negros (sí, ya sé que es más políticamente correcto decir "de color", pero entonces yo me preguntó ¿de qué color?) que también le miraban, primero fue uno de ellos quien la miró y sonrió, y posteriormente fueron todos, y poco después se le acerca uno y le pregunta que si podía comer con ella... lo dicho, que esta Sandra nuestra es una rompecorazones, una mujer fatal.

Tras las prácticas nos dirigimos los tres al Meriadeck para comprar algunas cosillas para la despedida de Paco, que se va el jueves, y una vez terminada dicha compra nos fuimos al hotel, donde esperamos unos arriba y otros abajo el momento del advenimiento del "homenajeado" y Rocío.

Bien entrada la tarde Carlos y Salma se hartaron de pelar patatas, y yo después me harté de freir dichas papas y posteriormente hacer las dos tortillas de cinco huevos, además de las salchichas.

Antes, o poco después, de comenzar a hacer las salchichas llegaron Rocío y Paco (antes ya había llegado el otro Carlos, que también echó una mano) y no recuedo si antes o despues se unió Toufik. A parte de comer y hacer de comer, pasamos un buen rato charlando y demás, además el personal jugó a "psiquiatría" juego en el que no participé porque, para ser sincero, me parece de lo más idiota.

Sobre las dos de la noche nos acostamos, y dormimos felices y contentos.

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