lunes, 4 de junio de 2007

Domingo (Día 35)

A las nueve y media de la mañana ya estábamos despiertos Carlos y yo, aunque éste se levantó antes y preparó el desayuno, e incluso hizo pan frito. Tras ello nos pusimos ambos con el proyecto, y en un par de horas hicimos más que en meses. Sobre las una apareció Sandra recién levantada y con ganas de llevarse algo al estómago, pero... ¿Os lo habéis creído? Pues no, no habéis hecho bien, en realidad me levanté a las doce, y Carlos lo hizo poco después, desayunamos mientras veíamos las motos y después mi camarada hizo la cama y fregó los cacharos y yo ya ni recuerdo qué fue lo que hice, pero no era nada importante.

Pasada la una apareció Sandra con ganas de comer, pero tenía que aguantarse, ya que acabábamos de poner los garbanzos al fuego. En esta ocasión éstos no hicieron falta que estuvieran varias horas para que se pusiera medianamente buenos ¡con una horita aproximadamente valió para que dichas legumbres estuvieran en condiciones! Y es que el truco estaba en no dejarlos en remojo la noche anterior, ¡sino las veinticuatro horas anteriores! (Siguiendo siempre las instrucciones de la abuela de Carlos).

Bueno, nuestro compañero rojo hizo garbanzos con espinacas y, aunque les faltaba un poco de sal, estaban muy buenos; incluso Sandra, socia nº1 del Club Antigarbanzos, repitió. Por cierto, mientras Carlos y Sandra hacían el almuerzo yo aliñé la carne que nos comeríamos por la noche (y que Carlos se encargó de cortar), y continuaba viendo las motos, ¿o eran coches? También hay que añadir que Sandra se puso a preparar el primer plato para la noche: puchero.

Después de almorzar bajamos para revisar los correos y eso y... lo cierto es que hemos hecho tan poco que no tengo ni idea qué poner, ya se sabe, es domingo, y los domingo se han hecho para eso, para no hacer nada, ¿o no se supone que al séptimo día descansó? Pues nosotros también descansamos algo...

Pero yendo para la cena, decir que el puchero no salió mal del todo, aunque se ve que le faltaban ingredientes, mientras que la carne de vaca muerta estaba la mar de rica, se notaba desde luego que llevaba un rato aliñada y preparada.

Este fin de semana, la verdad, es que ha sido bastante atípico y apático, apenas hemos salido (Carlos el que más ha salido, la niñas las que menos) y apenas hemos hecho nada, por lo que nos hemos propuesto que el próximo week-end vamos a salir todos los días, además es probable que dicho finde sea el último que lo pasemos conviviendo en el mismo lugar, ya que muy pronto nos van a llevar a vivir con familias francesas. Así que queremos aprovechar este tiempo que nos queda y pasarlo lo mejor que podamos (lo que no quiere decir que pensemos pasarlo mal cuando estemos separados).

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