martes, 22 de mayo de 2007

Vuelta al tajo (Día 22)

Nos levantamos realizando un esfuerzo hercúleo, pues estos cuatro días libres nos han pasado factura. Después del desayuno, como siempre, nos dirigimos a la parada del tranvía, donde cogimos el primero que se nos puso por delante.

Por mi parte subí las escaleras y me metí en mi oficina para proseguir con mi tarea, pero durante toda la mañana estuve cabeceando, fui incluso un par de ves al cuarto de baño para refrescarme e intentar espabilarme de este modo, pero nunca lo lograba al cien por cien, me espabilé un poco cuando apareció mi tutor para presentarme a un chaval (que también tenía algo de idea de español) que se iba a encargar de realizar ciertos dibujos y gráficos para la Web; algo más tarde también se me presentó Juan, el mejicano (al parecer el Juan que conocía de antes es español, ya me parecía a mí que su acento no era para nada del país de los frijoles). Estaba pensando en largarme (a comer) cuando apareció de nuevo mi tutor para decirme que debía de cambiar de ordenador. Fui con él a la planta baja para allí recoger un ordenata, lo montamos en un carrito y prestos fuimos de nuevo a la segunda planta, allí dejé temporalmente el ordenador, pues después de almorzar ya me encargaría de tales menesteres.

Una de dos, o mis compañeros de almuerzo me han dejado definitivamente tirados, o simplemente están muy ocupados. Aunque cabe decir que yendo yo para el restaurante vi a Stephanie en dirección a la parada de tranvía, no sé si iría a comer con su amado o simplemente se fue a su maison, porque yo no la vi más en todo el día (pero sí me crucé con Alexandre en un par de ocasiones). Total que comí en "solitud" otra vez (unos fideo raros, pollo, y una especie de ensalada, además del postre), pero me harté, que eso es lo que importa en estos casos. Tras ello subí raudo (en realidad fui lento) a mi despacho, allí quité el cableado al ordenador del que me despedía e instalé el nuevo, que para variar necesitaba el nombre de usuario y la contraseña para poder iniciar cesión. Tras comprobar que realmente necesitaba una mot de passe, bajé el carrito y de pasó que vi a Schatz bebiéndose un café con Sebastien y otro tipo le informé de tales hechos. Subió conmigo y probó con diferentes combinaciones hasta que hayó una que parecía valer, mas en esta cuenta no tenía Internet, además a través de ella me era imposible crear otra para poder trabajar tranquilamente todos los días, sin tener que ir detrás de mi tutor para que introdujera su contraseña. Al final Schatz me dijo que hablaría con uno para arreglarlo todo, que me las apañara como pudiera con lo que había... pero resulta que tampoco podía instalar nada en dicha cuenta, por lo que al final opté por leer el manual de Dreamweaver, y una vez me cansé cogí la otra torre y la puse hasta que ya me fuera a ir.

Salí con ganas de las prácticas, me encontraba hastiado y cansado, y el paseo en tranvía me despejó un poco. Al salir de éste me di cuenta que Sandra y yo habíamos pillado el mismo sin darnos cuenta de ello.

Después de tomarnos una frugal merienda Sandra et moi nos dirigimos al Meriadeck para comprar unas cosillas (pan, huevos, una lechuga, pañuelos de papel y champú para el señor Carlitos), fue una compra tan rápida que se nos olvidó comprar la masa de trigo molida y posteriormente metida en un horno, así que a cinco minutos de que apareciera el siguiente tranvía fui veloz a por el pan... no fui lo suficientemente rápido, puesto que cuando salí del centro comercial acababa de trasponer el dichoso medio de transporte. No tuvimos que esperar mucho al siguiente (a veces hay tres de forma consecutiva).

Al llegar al hotel, y después de una relajante ducha, Sandra se puso a preparar la cena (con una petit ayuda nuestra. Y sí, Sandra estos días está haciendo mucho de comer -mañana le toca a Carlos-). Mi ayuda fue esencial por cierto ya que en dos ocasiones al menos le eché sal, o mejor dicho, lo que creía que era sal, ya que Carlos me indicó que eso no era precisamente dicho producto mas yo no le hice mucho caso hasta que lo probé... era azúcar. A pesar de todo el arroz ocho delicias salió está vez como debía. Con ketchup estaba la mar de bueno.

PD: Sobre las prácticas de los demás sigo sin poder decir nada (bueno, sólo que Carlos tuvo la "suerte" de que en su edificio no hubiera luz, por lo que se marchó antes de tiempo), cuando a éstos les dé por escribir lo que han hecho lo pondré, y si nunca les da por ello pues tendréis que apañaros con lo que ponga un servidor.

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