sábado, 19 de mayo de 2007

Encerrados (Día 19)

Nos levantamos sobre las once, desayunamos y fuimos a realizar una compra rápida para poder hacer el almuerzo previsto. Éste consistió en lentejas hechas por quien escribe estas líneas (últimamente me estoy convirtiendo en el chef de la casa), y el resultado fue plenamente satisfactorio, me salieron mejor que en la anterior ocasión, y no quedó ni una sola lenteja en la olla, con decir que incluso Sandra repitió... eso nos dejó helados a Carlos y a mí (quizás exagero un poco, pero sí que nos sorprendió).

Tras comer, tanto Sandra como yo bajamos para conectarnos un ratillo, y Salma se quedó, creo, viendo la tele, mientras que Carlos debía realizar una llamada. En cuanto apareció Carlos por recepción, un rato más tarde, me subí para escribir la crónica atrasada que tenía (la del jueves, de la que tan sólo había escrito un par de párrafos). Sobre las seis tiramos para la parada del tranvía (en compañía de Taufik), y nos dirigimos a la catedral (parada Hotel de Ville), donde habíamos quedado con Rocío a las seis y media; ésta no estaba a nuestra llegada, y tanto Salma como Carlos le dieron algún toque para que se fuera espabilando, mas pasaban los minutos y continuaba sin aparecer. Carlos la llamó entonces en reiteradas ocasiones pero no cogía el móvil, así que cuando pasó un buen rato decidimos ir a dar un paseo y comprobar si la catedral (de St-Andreu) estaba abierta, pero no era así, miramos los horarios de las misas y no había ninguna cercana, por lo que nos quedamos por ahora sin ver su interior. Lo que sí vimos fue una estatua la mar de chula de un ángel, así que nos hicimos algunas fotillos y listo. En aquellos momentos, creo, Carlos rellamó a Rocío y esta vez sí que cogió el móvil, y poco después que Taufik pillara un tranvía para ver a un primo apareció la chavala... allí nos enteramos que ella se había creído que habíamos quedado a las siete y media, y que llevaba toda la tarde durmiendo la siesta.

Después de que le diéramos una paliza, y tras un rato de visionado de unos skater que rondaban por allí, cogimos el tranvía que nos llevaría a la Quinconces, y desde allí, a continuación de una breve parada en le Monument aux Girondins, proseguimos caminando alegres y contentos hasta el Jardin Public, donde nos hicimos -como siempre- fotitos y donde yo estaba fatal con la nariz por culpa, supongo, del polen que rondaba por allí. También allí los niños se hartaron de montarse en los toboganes y demás atracciones infantiles, y a mí me atacó vilmente un ánade con un proyectil de heces (tranquilos, salí intacto de tal ataque). También es imprescindible añadir que nos encerraron en el parque, ya que al parecer cierran todas las verjas a las ocho, y nosotros estuvimos allí hasta y veinte... Yo fui el primero en darme cuenta de que aquello lo cerraban, ya que observé desde la distancia a un tipo con una moto que le decía a una joven que se fuera apeando, pero al parecer no nos vio a nosotros dada nuestra ubicación (nos encontrábamos en una especie de isla), por lo que advertí al personal que era la hora de marcharnos, aunque no se hicieron mucho caso de mí, puesto que ellos proseguían jugando como infantes. Mas al final partimos, y al comprobar que la puerta principal estaba cerrada a cal y canto nos dirigimos a la puerta contraria, que también estaba cerrada, pero allí cerca estaban los de seguridad que nos abrieron amablemente.

Después de la aventura del parque fuimos a por el tranvía, nos despedimos de Rocío hasta la próxima ocasión (que será dentro de un rato -escribo estas líneas el sábado-).

Al llegar al hotel me metí del tirón en la ducha, y es que me encontraba fatal con la nariz y lo necesitaba. Carlos y Sandra se dedicaron a pelar patatas y Salma, al parecer, bajó a conectarse. Una vez me convertí en un hombre nuevo, me encargué de cocinar las dos tortillitas de patatas (en esta ocasión no le eché el ingrediente secreto, puesto que Sandra estaba presente), que me atrevo a afirmar que estaban de rechupete (ah, Carlos hizo "ajonesa", también le salió muy bien).

Después de la cena Sandra et moi bajamos a conectarnos, mientras que Carlos permaneció arriba, al igual que Salma.

2 comentarios:

Fuensanta dijo...

Vemos que lo estáis pasando demasiado bien, seguid así pues ¿cuando os veréis en otra? Beso de la fuen y el nolo (los padres del Carlos)

Melu dijo...

Hola, soy Melu de Asturias (71178), Sandra me conoce.

Veo que lo estais pasando muy bien, me encanta cómo lo cuentas todo con pelos y señales.

Disfrutad al máximo, os seguiré leyendo.

Un besito!!