"Pánico" matutino (Día 17)

A las seis y media de la madrugada me desperté por culpa de un extraño ruido que no sabía de dónde venía. Tras unos segundos me di cuenta que no era un sonido proveniente de nuestra habitación, sino del exterior. Se trataba de la alarma (supongo que de incendios). Le dije a Carlos que se despertará y del tirón lo hizo, entonces nos llamó Sandra, que me preguntó qué demonios pasaba, yo, lógicamente, le dije que no tenía ni idea. Poco tardó (Carlos) en ponerse un poco de ropa y echar un vistazo por el pasillo, al parecer no había un alma. Yo tampoco tardé en vestirme, y nos fuimos juntos pero no revueltos (y a un paso tranquilo) a recepción, allí había mucha gente con cara de pocos amigos y de mucho sueño (muchos con las maletas a cuestas y todo), y la "gendarmerí" (que le llamamos así porque se presentó de tal modo días antes, es la que manda en el hotel) sonriente y tranquila. También nos encontramos con Sandra y Salma (ésta última toda bien vestida, y es que le había dado tiempo de bajar, subir y vestirse, y bajar de nuevo... o eso creo); Sandra (y Salm también) se había asustado y todo, y parece que le duró hasta la tarde.

Tras comprobar que era una falsa alarma y de acordarnos de los parientes de quien quiera que hubiese sido el responsable, nos fuimos de nuevo a nuestras respectivas habitaciones, donde intentamos dormir el poco tiempo que quedaba hasta que llegaran las siete. No logramos dormir, pero al menos estuvimos un rato más en la cama.

Tras desayunar nos bajamos con premura y comprobamos que llovía, de hecho, estos últimos tres días no están siendo precisamente buenos en lo que se refiere a la climatología, pero para eso llevábamos los paraguas, el viaje transcurrió sin incidentes.

Se me ha pasado el día mucho mejor que ayer, me sentía menos cansado y aunque aún estoy iniciándome con el Dreamweaver 3 (y ya van por la octava versión), intento hacer lo máximo que puedo.

A la hora de almorzar o Estephani (la chica con la que voy a comer) y Alexandre, no estaban (la primera sí que estaba, ya que al llegar yo, ella se encontraba frente a su portátil, pero no tardó en desaparecer) o me habían dejado tirado. Por todo esto almorcé sólo, y fue casi una odisea, ya que al pillar la comida sin percatarme cogí un yogur que no entraba en el menú, pero la dependienta que cobra fue muy amable y en un perfecto francés me dijo que eso era "plus cher", y que me pillara una ensalada y una fruta o yogur que entrara en el menú, y eso hice (si no le hubiera hecho caso me habría costado 3,40 en vez de 2,75). A eso hay que añadir que no tenía suelto, por lo que debí pagar con un billete de cincuenta, y hasta que consiguió el cambio tuve que esperar con los brazos cruzados (aunque al final me dijo que me pusiera a comer que ya me lo daría cuando tuviera, como así hizo).

Tras el almuerzo, y después de dedicarle un rato a mirar el manual de Dreamweaver y hacer algunas cosillas, bajé para ver a mi tutor (para pedirle que me terminara de rellenar unos papeles y también para que me diera su dirección de correo). En su despacho estaba sólo Sebastien (explicándole algo a Estephani) y él me intentó decir dónde se encontraba, pero como no pudo le pidió a la chica que me llevará, una vez terminara sus explicaciones. Tras una espera larguilla nos dirigimos en busca del tutor perdido, y después de que le explicara a Estephani unas cosillas, le pedí el mail y lo que más me costó fue hacerle comprender lo que quería con el papelote, e incluso llamó a un alumno que sabía algo de español y que tradujo más o menos lo que sabía. A continuación me preguntó sobre cómo llevaba mi tarea, y le expliqué que la versión del programa era muy antigua, y que creía que algunas cosas que quería hacer no las podría conseguir con lo que tenía.

Tras ello subí y el resto de la jornada se acabó rápido.

Sandra también cogió esta vez el tranvía más tarde que nosotros, mas Carlos et moi queríamos ir al Meriadeck para comprar pilas recargables y algo que no nos acordábamos (al final era champú para mi compañero). En el Auchan las pilas eran muy caras (dos unos siete euros), y tan sólo había un cargador a un precio decente (unos catorce euros), por lo que decidimos mirar en el PC City (que aunque está abierto aún no está montado del todo), donde para nuestra sorpresa vimos cuatro pilas recargables a tres con sesenta y dos céntimos, a mí eso era algo que me escamaba, pero cogimos dos y al pasarle el lector de código de barras ponía veintitrés euros con noventa céntimos, entonces le indicamos que ponía otro precio donde estaban las pilas, por lo que al final nos cobraron lo que ponía en el papelote (o sea, ¡que nos ahorramos ocho euros por cada paquete de pilas!).

Cuando llegamos al hotel nos topamos con Sandra, al parecer ésta era trés feliz, ya que había logrado enlazar una base de datos de acces con PHP, como siga así ella va a ser la que salga más satisfecha de las prácticas, ya que Carlos por ahora sigue con los ficheros y a mí aún me queda un buen trecho para definir cómo quiero realmente hacer la Web.

Esta noche cenaremos un poco de gazpacho (de Sandra) y salchichas, y nos pensamos acostar lo más temprano posible y no vamos a poner los despertadores, que mañana pensamos dormir hasta la hora que haga falta (que aquí es fiesta y encima tenemos otro puente).

--

"Los animales tienen un sentido sexto" Salma