Me levanté hecho polvo, pero me levanté. Me había acostado a las dos y pico, y me sentía muy cansado. Era la segunda noche consecutiva sin apenas dormir.
A Carlos le costó especialmente levantarse, pues llegaron las niñas y seguía metido en la cama, por lo que no tuvo otro remedio que bajarse del catre. Después del colacao salimos tranquilos, pillamos el tranvía y medio dormidos llegamos a nuestro destino.
Lo cierto es que mi segundo día de prácticas fue mucho más duro, sobre todo, como ya he dicho, porque estaba que me caía de sueño, por lo que no estuve muy activo durante todo el día, apenas hablé (de hecho ni tenía ganas de traducir las conversaciones de mis compañeros de almuerzo -por cierto, comí patatas con carne mechada, una ensaladita y el postre, todo por 2,75 euros-). En toda la jornada laboral no apareció mi tutor, y lo que hice básicamente fue experimentar con el Dreamweaver.
Poco antes de las cinco Carlos, el cual había estado las ocho horas descargando archivos y no había hablado con nadie -salvo un par de comentarios con el director de la empresa, que es vasco-, me dio un toque, por lo que bajé y nos dirigimos a coger el transporte. El tranvía ya estaba en la parada, y le dije a mi camarada que deberíamos andar más deprisa, él dijo que ya lo perdíamos, por lo que proseguimos a nuestro paso y en el último instante a Carlos le dio por correr, al final logramos cogerlo, pero a Carlos hasta le pilló la puerta (menos mal que tienen un sistema de seguridad). Sandra salió más tarde, por lo que no pudo coger nuestro mismo tranvía. Esta vez no hicimos paradas para comprar -menos mal-. Una cosa que nos sorprendió bastante, mientras nos dirigiamos al hotel, es ver en la portada del DirectSoir (uno de los muchos periódicos gratuitos que se reparten por aquí) al rey, e incluso nuestro extremo interés (creíamos que el rey la había espichado o algo) hizo que un hombre le diera a Carlos su ejemplar. Le dedicaban un reportaje en el que decían "Juan Carlos, el rey republicano", o sea, ¿cómo demonios un rey puede ser republicano? La verdad es que tuvo poco éxito, ya que nunca antes había visto tantos periódicos tirados por el tranvía y el suelo.
Al poco de llegar comenzamos a hacer de comer. Cenamos arroz con fideos, y filetes (con sus ajitos y perejil), yo fui el cocinero, mientras que Carlos fue el carnicero, cortó el pedazo de trozo de carne de ternera que teníamos, además también partió la mayor parte de las cabezas de ajo. Por cierto, estaba de rechupete todo.
Después de la cena poco más hicimos, por mi parte actualicé el blog con dos nuevas entradas, y al final acabé acostándome a las una, mientras que Carlos permaneció algún rato más despierto, haciendo sudokus.
PD: La que salió más contenta de las prácticas fue Sandra, que hizo una base de datos de una tabla y una visita turística a un lugar que tenía una antena muy grande (según sus palabras).
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"¡Raúl! Tápate, que te voy a meter el móvil" Carlos
A Carlos le costó especialmente levantarse, pues llegaron las niñas y seguía metido en la cama, por lo que no tuvo otro remedio que bajarse del catre. Después del colacao salimos tranquilos, pillamos el tranvía y medio dormidos llegamos a nuestro destino.
Lo cierto es que mi segundo día de prácticas fue mucho más duro, sobre todo, como ya he dicho, porque estaba que me caía de sueño, por lo que no estuve muy activo durante todo el día, apenas hablé (de hecho ni tenía ganas de traducir las conversaciones de mis compañeros de almuerzo -por cierto, comí patatas con carne mechada, una ensaladita y el postre, todo por 2,75 euros-). En toda la jornada laboral no apareció mi tutor, y lo que hice básicamente fue experimentar con el Dreamweaver.
Poco antes de las cinco Carlos, el cual había estado las ocho horas descargando archivos y no había hablado con nadie -salvo un par de comentarios con el director de la empresa, que es vasco-, me dio un toque, por lo que bajé y nos dirigimos a coger el transporte. El tranvía ya estaba en la parada, y le dije a mi camarada que deberíamos andar más deprisa, él dijo que ya lo perdíamos, por lo que proseguimos a nuestro paso y en el último instante a Carlos le dio por correr, al final logramos cogerlo, pero a Carlos hasta le pilló la puerta (menos mal que tienen un sistema de seguridad). Sandra salió más tarde, por lo que no pudo coger nuestro mismo tranvía. Esta vez no hicimos paradas para comprar -menos mal-. Una cosa que nos sorprendió bastante, mientras nos dirigiamos al hotel, es ver en la portada del DirectSoir (uno de los muchos periódicos gratuitos que se reparten por aquí) al rey, e incluso nuestro extremo interés (creíamos que el rey la había espichado o algo) hizo que un hombre le diera a Carlos su ejemplar. Le dedicaban un reportaje en el que decían "Juan Carlos, el rey republicano", o sea, ¿cómo demonios un rey puede ser republicano? La verdad es que tuvo poco éxito, ya que nunca antes había visto tantos periódicos tirados por el tranvía y el suelo.
Al poco de llegar comenzamos a hacer de comer. Cenamos arroz con fideos, y filetes (con sus ajitos y perejil), yo fui el cocinero, mientras que Carlos fue el carnicero, cortó el pedazo de trozo de carne de ternera que teníamos, además también partió la mayor parte de las cabezas de ajo. Por cierto, estaba de rechupete todo.
Después de la cena poco más hicimos, por mi parte actualicé el blog con dos nuevas entradas, y al final acabé acostándome a las una, mientras que Carlos permaneció algún rato más despierto, haciendo sudokus.
PD: La que salió más contenta de las prácticas fue Sandra, que hizo una base de datos de una tabla y una visita turística a un lugar que tenía una antena muy grande (según sus palabras).
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"¡Raúl! Tápate, que te voy a meter el móvil" Carlos
1 comentario:
Gracias Raul y Carlos por vuestra nueva aportacion al diccionario de patadas. Ya solo comunicarios que le queda poco, solo las fotos y ....... jejejejeje.
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